Allí se encontraba Nick, su cuerpo
estático frente al público, ésta era otra más de sus ansiadas presentaciones,
era el bailarín más aclamado en todo el mundo: sus deliciosos y delicados
movimientos, su presencia tan imponente y la fuerza junto a la pasión que le
ponía a cada pequeña cosa que realizaba, lo hacían el mejor de todos los tiempos.
El reloj iba descontando los segundos que
marcaban los tiempos de la música ya planeada y una coreografía ya montada en
su cerebro, esperaba innovar y extasiar al público que tanto lo amaba.
En un repentino momento… el sonido indicó
que la función había iniciado, sentía el miedo y el placer por el baile
recorrerle todo el cuerpo, a pesar de ser ésta, una de sus tantas de
presentaciones, el mismo sentimiento de novato que sintió desde que piso un
escenario lo invadía.
Al sonar el delicado tango de Argentina,
los tiempos en su cabeza fueron enlazándose con la melodía que invadía el
lugar. Era un baile de duelo, se mediría con su amante y más codiciada
bailarina por las mejores academias del país, iban a evaluar su talento en las
tablas. El tango sonaba y con ello la
sensualidad de ambos fue aflorando, podían sentirse uno junto al otro, la
pasión los hacía moverse como uno solo.
Repentinamente, el género musical cambió,
ahora sonaba una salsa, que sabrosearon desde que inició, los movimientos de
cadera se hicieron presentes. La agilidad de Nick se hizo notar al realizar
tantas figuras de salsa casino como fueron posibles, sintiendo lo latino que
llevaba por dentro y que la vida es un carnaval.
Tal como había sido acordado, el duelo
tendría variedad musical, y fue cuando sintieron la decadencia del hip-hop, sus
cuerpos se dejaban llevar por el ritmo tan libre de reglas que contiene el
género, el quiebre de los cuerpos hizo retumbar el escenario, el duelo se hacía
cada vez más intenso. Su pareja era realmente buena, pues había aprendido del
mejor maestro, Nick.
El baile se hacía agradable a la vista,
una de las mejores presentaciones en vivo jamás antes vistas en la época.
El instante se tornó en suspenso, la
música había sido paralizada y el escenario había sido empapado de una
obscuridad tormentosa, que precipitadamente, a través de los reflectores, ubicó
a los bailarines en una esquina del escenario, abrazados mirándose fijamente,
tan sólo a centímetros de distancia se encontraban sus bocas, las caricias se
hicieron notar, ellos no sintieron las luces y todas las miradas del público
sobre ellos, sólo se sentían a sí mismos, la atmósfera se volvió llena de
pasión.
De pronto, el flamenco se hizo sentir y
las palmas indicaban los marcajes que debía realizar la pareja, la música
inesperadamente hace pausa, para iniciar una Bulería, la Bulería que definiría
el final del duelo, se alejaron y sintieron la ímpetu gitano que les producía
el flamenco, sus manos iniciaron suaves movimientos, la actitud y la postura de
sus cuerpos denotó una armonía, seguida del zapateo que iniciaron para acabar
con el duelo, pero la música no se apartaba, parecía que disfrutaba ser bailada
por esta pareja.
De pronto, sonó el Fandango más fogoso
que jamás pudieron haber escuchado, estaban cansados, su energía se iba
agotando, pero sus cuerpos se movían solos, sin voluntad propia, el sudor
recorría su piel.
En esa partícula de segundo, Nick, halla
a su pupila en sus brazos, sin vida, jamás pensó que sería la última vez que la
viviría en escenario, que la sentiría entre sus brazos.
El público atento observador, empezó a
gritar y abuchear a Nick, de repente nuestro bailarín tiene en las manos la
palanca de mover el telón, Nick tan sólo era un admirador del bailarín y de su
aprendiz, quienes esperaban que abriera el escenario para iniciar el show.